jueves, 22 de enero de 2009

El Majestuoso Chinchontepec

Érase una vez, decían los que vivían en épocas anteriores en San Vicente, lugar en el que se hubica el volcán “Chinchontepec”, que había una mujer que era muy bella y hermosa por lo que muchos hombres la pretendían, pero ella no quería a ninguno de ellos; cierto día la mujer subió al volcán y uno de los jóvenes la vio meterse al volcán incandescente, ese mismo día el volcán hizo erupción y desde entonces el volcán Chinchontepec tiene la forma de una mujer acostada y los indígenas junto con el joven se admiran de ello.
Chinchontepec es el magestuoso volcán de San Vicente, que ha estado presente, contemplando el devenir histórico de los diversos grupos humanos que han poblado estas tierras en el transcurso del tiempo. Chinchontepec ha sido el testigo fiel y silencioso que ha contemplado apacible y sereno los diversos sucesos y acontecimientos vividos a lo largo de la historia por los vicentinos y nonualcos. El conoce sus sueños, ideales y utopías; sus luchas, fatigas y trabajos; sus gozos y alegrías; sus penas y llantos; sus temores y esperanzas.
Chinchontepec es un volcán considerado en fase de inactividad (según la intensidad de actividad). Su última erupción fue hace aproximadamente 1,500 años; sin embargo se encuentran numerosos sitios geotérmicos y actividad fumarólica en sus alrededores. Según su erupción es considerado del tipo de volcán de escudo (Hawaiano)
Chinchontpec es el majestuoso gigante que con su poder y su altura, que es de 2,181 metros,
domina la zona paracentral. Es un lugar hermoso por su vegetación y agradable por su Clima, de temperatura templado y húmedo hasta llegar a ser un clima frío en sus faldas y en su cima.
La flora del Chinchontepec nos ofrece una variedad de plantas, desde los pastizales de clima templado en el valle Jiboa, hasta los bosques poco densos de encinas y coníferas. En esta rica y densa begetación nos encontramos con una rica y variada fauna en la que encontramos monos, coyotes, jaguares, pumas, zarigüeyas, ocelotes, iguanas, serpientes, águilas solitarias, búhos, zopilote rey, etc.
A la sombra del chinchontepec y a su alrededor, a la rivera de numerosos torrentes, manantiales, riachuelos, lagunas y magestuosos ríos como el majestuoso Lempa, encontramos numerosos asentamientos humanos, que a lo largo de la historia, han convivido con el gigante Chinchontepec dándole vida y construyendo su propia historia, marcada por los sueños, ideales y utopías de hombres y mujeres visionarios que han hecho de San Vicente, por su amor a la música, la capital espiritual de El Salvador, cuna de hombres y mujeres ilustres.
El clima cálido y húmedo ha favorece el desarrollo de bosques y pastos que son base de una economía ganadera en el norte, en tanto que los cultivos de caña de azúcar, maíz, frijol, arroz y café se extienden por el resto del territorio. Cuenta con minas de azufre, lignito y sulfato de hierro. En la historia vicentina se han desarrollado industrias agroalimentarias, textiles, material de construcción y mecánicas. Su economía se basa en la agricultura, el comercio y muy tímidamente el turismo.
La población vicentina está formada por amerindios, naturales de la zona, y mestizos de ascendencia arábigo española proveniente de León, Nicaragua. San Vicente fue fundado en 1635 por un grupo de familias españolas provenientes de diversos colonias españolas que vivían junto a los ascentamientos indígenas en Tepetitán, Ixtepeque, Apastepeque y Tehuacán, de los cuales fueron separados por decreto real para evitar sus continuos abusos en contra de los indígenas. La ciudad fue creada en honor a don Álvaro de Quiñones y recibió su nombre en honor de San Vicente Abad y Mártir.
La población vicentina, siempre ha enfrentado peligros naturales como las tormentas tropicales, inundaciones, deslaves y erupciones del volcán. Sus habitantes han sido testigos de fenómenos naturales que la han estremecido y casi destruido, pero como el Ave Fénix, una y otra vez la han reconstruido haciéndola resurgir de entre las cenizas.
La población vicentina también ha vivido acontecimientos sociales que la han transformado profundamente y en los cuales han surgido aquellos hombres y mujeres visionarios que con sabiduría la han sacado adelante poniéndola en el citial de honor que la historia le ha reconocido. Después de la guerra, la mayoría de la población vicentina está concentrada en la ciudad, que ha crecido de manera esordenada y desproporcional. Hay largas extenciones de derreno, antes densamente pobladas, que hoy están deshabitadas y nuestros campecinos se mueren de hambre y miseria en el cinturón de pobreza que se ha venido creado en torno a la ciudad.
Los grupos indígenas, principalmente pipiles, que hablanban náhuatl-pipil, han desaparecido; solamente quedan pequeños poblados con rasgos indígenas, que han perdido su propia identidad cultural y se averguenzan de su color y de su raza. Los españoles también han desaparecido con el correer de la historia y pequeños grupos de árabes, chinos y europeos llegados en el siglo XIX y XX también han desaparecido.
La religión única de los vicentinos es el cristianismo, vivido principalmente desde el catolicismo, practicado de manera tradicional, por un 75 % de la población; otras expresiones religiosas son las diversas iglesias o sectas, agrupadas en el protestantismo; la mayoría de ellas, bajo la expresión pentecostal; también encontramos algunas sectas pseudocristianas como los Testigos de Jehová, Amós y el movimiento Mormón.
Actualmente San Vicente es una ciudad dormida, sin dinamismo económico, con un retroceso y estancamiento socio cultural que da la impresion que se ha quedado supendida en el tiempo y el espacio y no ha logrado pasar de las primeras décadas del siglo pasado. No encontramos aquellos hombres y mujeres visionrios y soñadores que susciten en las nuevas generaciones sueños, ideales y utopías por las cuales luchar.
No encontramos entre los políticos, religiosos, educadores, profesionales, académicos, obreros y artesanos de hoy, aquellos hombres y mujeres visionarios, que nos permitan descubrir a los líderes que sacarán a esta ciudad adormecida de su eterno dormir. Lo que encontramos en esta sociedad vicentina son hombres y mujeres egolátricos, que buscan satisfacer sus propias necesidades e intereses, a veces incluso, a costa de los demás. Encontramos una sociedad inculta, sumergida en el oscurantismo, la ignorancia, los vicios, la mentira, el engaño, la delincuencia y corrupción.
Por eso surge este blog, como espacio de análisis, diálogo y discución seria y responsable que nos permita identificar los grandes problemas que afectan a nuestra sociedad vicentina, nos ayude a identificar alternativas de cambio y elaborar propuestas objetivas y realizables que susciten entre los vicentinos el compromiso por trabjar unidos para impulsar el desarrollo humano y local, que nos permita construir una ciudad en la que todos nos sintamos identificados y de la que todos nos sintamos orgullosos.
En este espacio se irán proponiendo temas de análisis sobre la realidad sociocultural, política y económica con la idea de ir construyendo juntos propuestas que nos permitan construir la ciudad que todos deseamos. Les invito a participar.